Iglesia en casa: una nueva modalidad

Iglesia a domicilio (iglesia en casa), consecuencia de la pandemia o una nueva modalidad.

¡Dios les bendiga! Espero que estén bien y ansiosos por leer una nueva publicación: Iglesia a domicilio (o mejor dicho iglesia en casa).

Debo admitir que me da mucha risa el título que elegí para esta publicación, pero es que, literalmente, eso es lo que algunas personas quisieran: que le llevaran la iglesia a su casa y ellos no tener que moverse. 

Y mucho más ahora con esta situación de pandemia mundial.

Hoy decidí hablarles de este tema porque es algo que estoy viviendo muy de cerca y sobre lo cual quiero externar mi opinión. 

Tal vez tú, que estás al otro lado del monitor estás pensando lo mismo que yo. 

Y si no, pues tu opinión, comentario y/o sugerencia también es bien recibida aquí.

El COVID-19 y la iglesia en casa.

Resulta a ser que, por motivos de la pandemia del COVID-19, las iglesias también tuvieron que cerrar sus puertas y recurrir a diversos recursos como llamadas telefónicas grupales, transmisiones en vivo o vídeo llamadas, para continuar ofreciendo cultos, estudios bíblicos, enseñanzas doctrinales, entre otras cosas.

Lo cual me pareció excelente porque Dios debe estar primero en TODO y más en estos tiempos inciertos donde debemos buscar más de Él.

En la iglesia donde me congrego, la cual es pastoreada por mi tía, se han estado impartiendo clases y cultos vía llamadas telefónicas durante la cuarentena. Esto ha sido de gran bendición para todos los hermanos(as), ya que, es una excelente alternativa para continuar fortaleciendo aún más nuestra relación con Dios y conociendo más de Su Palabra.

¿A Dios? A Dios que se espere.

Hace ya unas cuantas semanas las iglesias (incluyendo donde me congrego) pudieron reabrir sus puertas, guardando las medidas y precauciones necesarias, para que las personas puedan empezar a congregarse nuevamente.

Y es increíble ver cómo las personas se acostumbraron tan rápido a recibir el servicio vía telefónica (o virtual).

A tal punto que, hasta los que viven relativamente cerca de la iglesia, prefieren quedarse en casa y escuchar el servicio en línea.

Yo entiendo que es un proceso de readaptación y que es algo que va a ir sucediendo paulatinamente. 

Pero, si analizamos bien la situación, para volver al trabajo, ir a la tienda, al médico, salir a pasear, comer en un restaurante  o salir a  resolver cualquier diligencia del hogar, no existen tantos miedos ni pretextos.

Una mascarilla, sanitizador de manos, un par de guantes y ya estamos listos para lo que sea.

Sin embargo, a Dios lo ponemos a esperar. A la iglesia tenemos miedo de ir, por temor a contagiarnos. 

Es mejor quedarse en casa escuchando el culto y las enseñanzas, y no congregarse.

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La iglesia somos todos.

Es completamente cierto el decir que la iglesia no es el “edificio o espacio” en donde nos congregamos, sino que la iglesia somos todos y donde estemos un grupo orando y adorando allí estará la presencia de Dios.

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Mateo 18:20

Pero por más que sea, no es lo mismo congregarse virtualmente que físicamente.

La comodidad de la iglesia en casa viene de antes de la pandemia.

Cabe aclarar, que esta situación no se está dando ahora por lo de la pandemia, es algo que vengo notando desde antes.

Si bien sabemos, además de los servicios fijos que se ofrecen en la iglesia, también se visitan enfermos, ancianos o personas que por cuestiones de salud o condición física ya no pueden salir de sus hogares. Por otro lado, de igual manera, también se llevan cultos (servicios religiosos) a los hogares, a personas que lo solicitan en agradecimiento a Dios por algo o por alguna situación que estén pasando… en fin. 

¡Todo eso está muy bien! 

La situación se daña o se pone un poco incómoda, cuando hay personas que, estando en su plena capacidad física-mental, llaman y llaman para que le lleven cultos a sus hogares y le oren por todo; y cuando el/la Pastor(a) le dice que visiten un día la iglesia, que se congreguen para estar en comunión en la casa del Señor… entonces dicen que no tienen tiempo, que eso es muy lejos, que llegó cansado(a) del trabajo, que recibieron visitas y un sin fin de excusas más que uno se queda asombrado. 

Es cierto que Dios está en todas partes, pero la importancia de asistir a la iglesia y congregarse, es algo más que el simple hecho de reunirse a adorar y a hablar con Dios.

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Hebreos 10:24

Dios, a través de las palabras del apóstol Pablo, nos incita a congregarnos también para estimularnos al amor y a las buenas obras. Y qué mejor manera de lograr esto que congregandonos con nuestros hermanos en Cristo, los cuales comparten nuestros mismos anhelos y aspiraciones y nos pueden ofrecer ayuda emocional, física, material ante cualquier necesidad; también nos brindan palabras de aliento o estímulo si estamos atravesando por situaciones difíciles, pero sobre todo, el compartir con nuestros hermanos nos sirve como ayuda para mantenernos fieles a los mandatos de Dios y no caer en pecado.

En conclusión

Entonces por eso es que digo que a este tipo de personas, que ponen excusas para congregarse, lo que le gusta es su “iglesia a domicilio”.

En la comodidad de su hogar, sin tener que moverse y pueden continuar haciendo otras actividades en paralelo.

Hermanos(as) en la vida TODO es sacrificio, TODO.

Porque hasta Jesús, que es el Rey de Reyes y Señor de Señores tuvo que venir a la tierra, hacerse hombre, ser maltratado y burlado, sacrificarse y ser crucificado por nosotros, llevando nuestros pecados y enfermedades en la cruz.

Sólo lo comento para que lo tengan presente.

¡No todo es delivery! 

¿Cuál es tu opinión acerca de la iglesia en línea? Déjame saber en los comentarios.

Bendiciones,